SALUD MENTAL
Hoy 10 de octubre, en el Día Mundial de la
Salud Mental, me detengo a pensar en el peso invisible que tantas personas
llevan día tras día. Es un peso que no se ve, que no se puede medir, pero que
aplasta, que desgasta y consume. Imagina despertarte y sentir que el aire a
tu alrededor es más denso, que tus propios pensamientos son como cadenas que te
mantienen atrapado en un lugar al que no perteneces. Es escuchar esa voz, esa
constante voz, que no eres tú, pero que se siente tan dentro de ti que cuesta
distinguir dónde termina ella y dónde empiezas tú. Esa voz que insiste en que
todo lo haces mal, que te recuerda, con cada pequeño paso, que nada de lo que
haces será suficiente.
Hay días en los que la simple
idea de levantarse de la cama se convierte en un desafío monumental. Los
pensamientos se vuelven una trampa y cada acción, por pequeña que sea, parece
imposible de alcanzar. Comer, dormir, respirar: todo se convierte en un
ejercicio de resistencia. Y entonces piensas en lo sencillo que parece para los
demás, en cómo parece que todos a tu alrededor llevan vidas tan llenas, tan
libres de este peso invisible. La soledad se convierte en una compañera
constante, no porque quieras, sino porque el dolor te aleja, te encierra en un
lugar donde no sabes si quieres estar, pero del que tampoco sabes cómo salir.
Es tan fácil sentirse
incomprendido en un mundo que no sabe cómo enfrentarse a algo que no se ve, que
no se toca. Porque la salud mental no lleva vendas, no deja cicatrices
visibles, y es por eso que muchos no entienden que el sufrimiento es real. Que no
es cuestión de ponerle buena cara, de pensar positivo o de salir a caminar para
sentirte mejor. La lucha va mucho más allá de eso. No es algo que desaparece
por desearlo; es un campo de batalla constante, donde a veces te sientes
como un extraño dentro de tu propio cuerpo, prisionero de una mente que te
atormenta.
Y aun así lo intentas. Porque no
queda otra. Porque por más que quieras rendirte, algo en ti te empuja a
seguir adelante, a levantarte un día más, a enfrentarte a esa voz, una y otra
vez, aunque a veces sea más fuerte que tú. Y tal vez la gente no lo vea, tal
vez nunca lo entenderán, pero eso no hace que tu lucha sea menos real. Cada
paso, por pequeño que sea, es una victoria, aunque el mundo no lo celebre. Porque
en esta guerra silenciosa, cada día es un logro, cada respiro cuenta.
Hoy es un día para recordar que
la salud mental es un aspecto de nosotros tan real, como cualquier otro, aunque
el mundo no lo entienda del todo. Que la fortaleza no se mide por cuánto
mostramos al mundo, sino por la capacidad de enfrentarnos a nosotros mismos, a
nuestros miedos, una y otra vez. Es un recordatorio de que aquellos que viven
con esto no son menos valientes, sino más, porque cargan con un peso que pocos
entienden, pero que merece ser reconocido.
Así que recuerda esto: aunque el
camino sea oscuro y la carga invisible, sigues aquí. Sigues de pie y eso en
sí mismo es un acto de valentía. Porque incluso en medio de las sombras hay
una luz que no se apaga: la que llevas dentro. Esa es tu verdadera fuerza.
Duende del Sur