GEOPOLÍTICA INTERNA


Las tensiones en el mundo llevan años siendo extremadamente altas.

Por un lado, tenemos a Rusia, la tiranía hecha nación. Un poder autoritario, absoluto y sobre todo sin escrúpulos. Antes de que Ucrania sintiera los bombardeos, otro país cayó primero: Georgia.

Georgia, pequeño en comparación con su agresor (pues este sí tiene escrúpulos) intentó mantenerse firme, creyendo ingenuamente que años de esfuerzo serian suficiente para resistir. Pero Rusia tenía otros planes. No tenía suficiente con observar en la distancia; necesitaba urgentemente intervenir, doblegar, difamar, asegurarse que la influencia de este territorio no le hiciera nunca sombra. La excusa para el ataque fue clara: Georgia mantenía una relación demasiado “estrecha” con EE.UU. y eso para Rusia era inaceptable. No había un peligro real, sino que simplemente no soportaba que alguien más tuviera el control. Así que no paró hasta desestabilizarlo, reducir su poder y relegarlo a un segundo plano. No lo eliminó del todo, pero lo dejó lo suficientemente debilitado para que nunca más representara una amenaza.

Rusia, una vez doblegada Georgia consiguió lo que tanto ansiaba, sentarse en la mesa con EE. UU. aunque para ello tuviera que traspasar todos los limites. No le importan los medios, solo el resultado.

Pero, claro, Rusia no juega sola. Detrás de Rusia siempre está Bielorrusia. Un país sin voz propia, que no toma decisiones y que asiente cual perrito moviendo la colita. Muchos dicen que es el Yorkshire de Rusia. Repite discursos sin comprenderlos del todo, obedeciendo sin cuestionar y traicionando sin necesidad. No brilla, no destaca, no incomoda. Solo está ahí, cumpliendo su papel de segundón leal, siempre listo para delatar, siempre dispuesto a rendir pleitesía sin que nadie se la pida.

Y en este circo de poder no podía faltar EE. UU, el gigante que se cree el arbitro del mundo, pero en realidad solo se mueve por intereses económicos, el factor humano no le preocupa lo más mínimo. Su líder no se caracteriza por su diplomacia. Más bien es un déspota, mal encarado, oportunista, falto de educación y respeto por los demás. En resumen: un impresentable. En su encuentro con Ucrania hubo un abuso de poder. Lo que debía ser un encuentro amistoso se convirtió en una encerrona, un despotismo impropio del líder de una nación como EE.UU. Pero ya sabemos que a este le da igual que el encuentro se produzca en el despacho Oval o en una caseta de feria. La realidad es que estaba repitiendo el discurso hecho por Rusia punto por punto, el líder de EE. UU. cree ser muy listo, pero una vez mas ha sido engañado, porque si algo sabe hacer Rusia es: mentir, tergiversar y manipular.

Días antes del bombardeo, Rusia y Ucrania mantuvieron una reunión. Allí, las mentiras de Rusia quedaron expuestas sobre la mesa. Pero esta vez sabía que la manipulación no le iba a servir. Rusia se vio acorralada, sus palabras ya no engañaban a nadie. La frustración se convirtió en una ira desmedida, como pudieron comprobar algunos países europeos. Incapaz de sostener su farsa por más tiempo, montó en cólera y días después, se escondió en el Kremlin para pulsar el botón rojo. Pero en su arrebato, Rusia olvidó un detalle crucial: en esa reunión no solo quedó al descubierto su juego, sino que involuntariamente, delató a EE.UU.

Ucrania fue bombardeada en un ataque del Kremlin. Allí se esconden sus líderes para evitar dar la cara, no porque tenga vergüenza, simplemente porque estaba escribiendo el guion de una farsa que justificara los bombardeos. A Rusia le incomodaba la independencia de Ucrania y le resultaba intolerable no tener el control. No importaba que Ucrania siempre hubiera cumplido con su labor, que no hubiera dado motivos para atacarla; al no haber motivos, se los inventó todos punto por punto, ansiaba poder a toda costa. Intoxicó a EE. UU. diciendo: “Son comunistas” y me harán perder el control de Europa. Pero ya todos sabemos cómo son Rusia y EEUU. y para estos respetar la “Declaración Universal de Derechos Humanos” es comunismo.

Pero todos hemos sido testigos de cómo EE. UU. pretendió cambiar el rumbo de la historia. Intentó justificar los bombardeos de Rusia contra Ucrania, pero su discurso se desmorona con cada palabra que pronunciaba. Este olvida que la imagen de Rusia no la limpia, ni una campaña de blanqueo como la del PSOE con los GAL.

Pero las grandes tiranías no son intocables. Rusia confiada de su impunidad, se llevó una gran sorpresa: la “Corte Penal Internacional” puso sus ojos sobre ella. Su historia de abusos, sus atropellos, sus tácticas de opresión no han pasado desapercibidas. Ahora está bajo investigación, después de tanto tiempo actuando sin límites, alguien ha decidido revisar sus métodos. EE. UU. pronto recibirá la visita, para esta no ha pasado desapercibido ni las formas de su mandatario, ni el amparo que da a Rusia. La pregunta es: ¿habrá consecuencias reales, o quedará todo en papel mojado?

Reino Unido después de los bombardeos a Ucrania y pese a que le ofrecieron la “Presidencia del Consejo Europeo”, se marchó. No por falta de capacidad, sino porque la toxicidad y el desgaste del entorno le dejaron claro que nada iba a cambiar. Quedarse significaba seguir atrapado en la misma mecánica viciada. Así que tomó su propia independencia y dejó atrás un sistema que, a sus ojos, ya no valía la pena. De sobra es conocido que Reino Unido es un país con principios y valores totalmente antagónicos a las políticas Rusas y Norte Americanas. Desde el Kremlin no entendieron la decisión de Reino Unido, pero claro, Rusia no entiende como los demás no ansían el poder a cualquier precio.

Mientras tanto, Europa observa la situación con la ceja levantada. Se supone que debe ser un bloque unido, pero la realidad es otra: hay intereses cruzados, alianzas entre países y diferencias difíciles de ignorar. Algunos países simpatizan más con unos que con otros, lo que solo sirve para debilitar la unión. Divide y vencerás, exactamente lo que persigue EE. UU. y Rusia. Y, por supuesto, como en todo conflicto, siempre hay un desertor: Hungría, que parece haber olvidado que forma parte de Europa, decidió rendirse al poder de Rusia. Aunque famosas son sus declaraciones “De Rusia me espero cualquier cosa, ha llegado a un punto que nada me sorprende”. El miedo a ser la siguiente la paralizó y aprendió a decir “si” a todo. Pero olvida una cosa, el día que sea innecesaria, al igual que Ucrania, será bombardeada por Rusia. Esta ha demostrado que no se le puede dar la espalda, que no hace prisioneros y que confunde trampa con talento. Pero de ciertas alianzas solo te puedes esperar lo peor. 

Francia, país fundador de la UE, ha estado siempre en la lucha como todos los demás. Sin embargo, la presión, la tensión y el ambiente hostil ha terminado pasándole factura. El desgaste ha sido insoportable, tanto, que ha tenido que hacer una pausa, retirarse temporalmente. No es por falta de ganas, sino porque, cuando el entorno se vuelve tóxico, a veces lo más inteligente es parar antes de romperse del todo.

Mientras tanto, en Alemania e Italia aumenta la natalidad. Pero no todo es alegría. Italia se ha visto obligada a tomarse un respiro, retirándose temporalmente de la acción. La tensión ha subido en el país ¿Será por el crecimiento de la población o por las constantes presiones que sufre Europa?

Los constantes adhesión y expulsión de países de la Unión no solo desestabiliza el sistema, sino que pone en serio peligro la estructura, procedimientos, funcionamiento y lo más grave de todo, la seguridad de Europa.

Al final, Georgia nos recuerda que ni siquiera los más firmes pueden detener el avance de la ambición desmedida. Bielorrusia, siguió el guion impuesto. EE. UU. siguió monetizando y deshumanizando Europa. Ucrania “perdió”.  Rusia consiguió lo que quería. Reino Unido con el Brexit abandonó Europa. Francia e Italia han causado baja temporal, a la que muy pronto se incorporara Alemania. Y Hungría … bueno Hungría hizo lo que se esperaba.

Pero ya conocéis al Duende, y no, no estoy hablando de geopolítica.

Duende del Sur


 

Entradas populares

Imagen

DEPENDENCIA

Imagen

EL TIEMPO PERFECTO