CONTACTO CERO DE UN NARCISISTA
El contacto cero es un salvavidas
para las personas que han estado atrapadas en una relación, especialmente con
personas con rasgos narcisistas. El proceso trae consigo un dolor profundo,
porque implica romper con alguien que marcó un antes y un después en nuestra
vida. Aplicarlo es dejar de participar en un sistema tóxico y dañino en el que
ni te ven ni te escuchan, donde tu presencia solo fue valorada en función de la
utilidad que tuviste.
Cuando alguien decide establecer
contacto cero, no es un acto impulsivo y, sobre todo, no lo utiliza como una
estrategia para castigar. Es el resultado de una acumulación de heridas, de
desprecios, de juegos emocionales que han agotado su energía. No es fácil, es
una decisión muy difícil, tomada con sufrimiento, pero también con la certeza de
que es la mejor forma de recuperar la paz que perdió. Alguien que corta el
contacto desde la conciencia emocional no busca demostrar poder, ni
superioridad, no busca provocar sufrimiento; lo hace porque entiende que seguir
en ese círculo vicioso, lo único que provoca es perpetuar el daño. Se trata de
protegerse, de soltar, de cerrar un ciclo.
En cambio, cuando el contacto
cero lo aplica un narcisista, la historia es completamente diferente. No es un
acto de sanación ni una medida de autocuidado, sino una maniobra de
manipulación. El narcisista bloquea, ignora y desaparece no porque quiera soltar,
sino porque quiere castigar. Quiere demostrar quién tiene el control, quién
tiene la “sartén por el mango”. Su contacto cero es reactivo, impulsivo,
cargado de rabia y resentimiento. No nace de la reflexión, nace del deseo de
dañar y provocar.
El narcisista utiliza esta
técnica como su juego de poder. En su mente hay ganadores y perdedores,
vencedores y vencidos, víctimas y verdugos.
Este tipo de contacto cero no es
un acto de fortaleza, sino la manifestación de una profunda inseguridad. Detrás
de cada narcisista se esconde un inmenso complejo de inferioridad, de ahí que
crean que, realizando esos actos tienen el control. Su ego les obliga a mantener
esta dinámica de castigo y poder, porque en el fondo temen quedar expuestos,
temen ser irrelevantes, temen no ser tan importantes como creen.
Y es por eso que los narcisistas
saltan de relación en relación, buscando la atención y validación que su frágil
ego necesita para sostenerse. También tienen tendencia a la infidelidad o a
vincularse superficialmente con varias personas. A medio y largo plazo la
pareja inicial deja de idealizarlo o ya no reacciona con el mismo entusiasmo,
entonces necesitan buscar nuevas fuentes de admiración. Usan a las personas
como reflejo de la imagen grandiosa que quieren proyectar. Se convencen a sí
mismos que son admirados, que son irresistibles, pero en realidad solo esconden
un miedo profundo al abandono y una autoestima rota que jamás podrán reparar. Porque
no saben estar solos, ni mirar hacia adentro.
El narcisista vive en un bucle.
Si no es admirado, su ego se desinfla, y al quedarse sin combustible, se rompe
en mil pedazos. La autoestima parece no existir: solo una fachada alimentada a
través de la validación externa. Y aunque pase el tiempo, aunque cambien las formas
o la frecuencia, su comportamiento siempre acaba siendo el mismo. Desbloquear y
bloquear. No hay evolución, solo repetición. Sigue anclado a la misma espiral
tóxica. Porque para él, decir un simple “hola”, mostrar cercanía o asumir una mínima
vulnerabilidad sería perder. Para él, todo es una competición, aunque nadie más
esté participando. Siempre necesita sentirse ganador, aunque sea en una carrera
en la que corre solo. Así que cualquier persona con un poco de claridad
emocional lo ve, ¿cómo escribir o llamar a alguien cuya conducta no ha cambiado
en años? Hay respuestas que llegan solas, sin necesidad de preguntas. Al fin y
al cabo quien a través de sus cartas, conoció a aquel niño, sabe cómo actúa el
adulto que es hoy. Y esa actitud es: ridícula, vacía, rígida
y predecible. Y eso no es fuerza, ni dignidad: es estancamiento.
Y lo más irónico y curioso es que
algunas personas te enseñen, lo que ellos aún no han aprendido 🌀
Duende del Sur