AMOR O ADICCIÓN
En los libros, en esas páginas
que parecen esperarnos en silencio, siempre están las respuestas que creemos
tan lejanas. Y entonces, de pronto, unas líneas, unos párrafos, nos revela lo
que no queríamos ver. La dependencia no siempre se siente como una carga. A
veces se disfraza de amor, de pasión, de entrega total. Nos hace creer que
hemos encontrado la salvación en otro cuerpo, en otra voz, en esa presencia que
nos arranca de la soledad. Pero lo que parece cielo, con el tiempo revela sus
grietas: lo que llamamos amor muchas veces no es más que la necesidad
desesperada de huir de nosotros mismos.
Y cuando esa huida se convierte
en refugio, ya no hablamos de amor. Hablamos de adicción.
Eckhart Tolle lo explica en su
libro El Poder del Ahora: “La razón por
lo que la relación de amor romántico es una experiencia tan intensa y
universalmente perseguida es que parece ofrecer la liberación de un estado
profundamente arraigado de miedo, necesidad, carencia y falta de plenitud, que
es parte de la condición humana en su estado no redimido.
Es un impulso casi irresistible de unión con la polaridad de energía
contraria. La raíz de este impulso es espiritual: la añoranza del fin de la
dualidad, un retorno al estado de plenitud. La unión sexual es lo más cerca que
usted puede estar de este estado en el plano físico. Por eso, es la experiencia
más profundamente satisfactoria que puede ofrecer el reino físico. Pero la
unión sexual no es más que un atisbo fugaz de la plenitud, un instante de
bienaventuranza. Mientras se busque inconscientemente como un medio de
salvación, usted está buscando el fin de la dualidad en el nivel de la forma,
donde no puede encontrarse.
En el nivel psicológico, la sensación de carencia y de falta de
plenitud es, acaso, aun mayor que en el nivel físico. Mientras esté
identificado con la mente, usted tiene un sentido de sí mismo derivado del
exterior. Es decir, usted obtiene el sentido de quien es de cosas que en
ultimas no tiene nada que ver con quien es usted: su papel social, las
posesiones, la apariencia externa, los éxitos y fracasos, los sistemas de
creencias… Este ser falso, elaborado por la mente, el ego, se siente
vulnerable, inseguro y siempre esta buscando cosas nuevas con las cuales
identificarse para que le den una sensación de que existe. Pero nunca nada es
suficiente para darle una realización duradera. Su miedo y su sentido de
carencia y necesidad permanecen.
Pero entonces llega esta relación especial. Parece ser la respuesta a
todos los problemas del ego y llenar todas sus necesidades. Al menos así parece
al principio. Todas las demás cosas de las que usted derivaba su sentido de sí
mismo antes, ahora se vuelve relativamente insignificantes. Usted tiene ahora
un solo punto focal que las reemplaza a todas, da sentido a su vida, y a través
del cual usted define su identidad: la persona de la que esta “enamorado”. Ya
no es un fragmento desconectado en un universo carente de afecto, o eso parece.
Su mundo ahora tiene un centro: el amado. El hecho de que el centro este fuera
de usted y que, por lo tanto, usted todavía tenga un sentido de sí mismo
derivado del exterior, no parece importar al principio. Lo que importa es que
los sentimientos subyacentes de no plenitud, miedo, carencia y falta de
realización, tan característicos del estado egotista, ya no están ahí. ¿o sí?
¿Se han disuelto o continúan existiendo bajo la feliz realización superficial?
Si en sus relaciones usted experimenta “amor” y su contrario “ataque”
es probable que esté confundiendo el apego del ego y la dependencia adictiva
con el amor. Usted no puede amar a su pareja un momento y atacarla al
siguiente. El verdadero amor no tiene contrario. Si su “amor” tiene un
contrario, entonces no es amor sino una fuerte necesidad del ego de un sentido más
profundo y completo de sí mismo, una necesidad que la otra persona llena
temporalmente. Es el sustituto del ego para la salvación y, por un corto
tiempo, casi se siente como la salvación.
Pero llega un momento en que su pareja actúa de forma que deja de
llenar sus necesidades, o más bien las de su ego. Los sentimientos de temor,
dolor y carencia, que son una parte intrínseca de la conciencia egotista pero
que habían sido ocultados por la “relación amorosa”, ahora salen a la
superficie. Igual que con cualquier otra adicción, usted está en un punto alto
cuando la droga está disponible, pero invariablemente llega un momento en que
la droga ya no le hace efecto. Cuando vuelven aparecer esos sentimientos
dolorosos, usted los siente incluso con más fuerza que antes, más aun, ahora
percibe a su pareja como la causa de esos sentimientos. Esto quiere decir que
los proyectas hacia afuera y ataca al otro que es parte de su dolor. Este
ataque puede despertar el dolor de la pareja y él o ella puede contraatacarlo.
En ese punto, el ego todavía espera inconscientemente que su ataque o sus
intentos de manipulación serán suficiente castigo para inducir a su pareja a
cambiar su conducta, de modo que pueda usarla de nuevo como protección de su
dolor.
Toda adicción surge de una negativa inconsciente a enfrentar el dolor y
salir de él. Toda adicción comienza con dolor y termina con dolor. No importa a
que sustancia sea usted adicto –alcohol, comida, drogas, o una persona- usted
está usando algo o alguien para ocultar su dolor. Por eso, después de que la
euforia inicial ha pasado, hay tanta infelicidad, tanto dolor en sus relaciones
íntimas. Ellas no producen dolor o infelicidad. Sacan a la luz el dolor y la
infelicidad que hay en usted. Toda adicción hace eso. Toda adicción llega a un
punto en el que ya no funciona para usted y entonces usted siente el dolor más
intensamente que nunca.
Esa es una de las razones por las que la mayoría de las personas están
siempre intentando escapar del momento presente y buscando algún tipo de
salvación en el futuro. Lo primero que podrían encontrar si enfocaran su
atención en el Ahora es su propio dolor y eso es lo que temen. Si supieran lo
fácil que es acceder en el ahora al poder de la presencia que disuelve el
pasado y el dolor, a la realidad que disuelve la ilusión. Si supieran cuan
cerca están de su realidad, cuan cerca del Todo”.
Lo fascinante de estas palabras
es que no solo exponen la trampa, sino también la salida: el reconocimiento de
que la verdadera plenitud nunca podrá sostenerse en lo externo. La pareja, la
pasión, el deseo… son espejos, pero nunca raíces. Y mientras intentemos
sostenernos en espejos, siempre terminaremos rompiéndonos.
La dependencia no muere el día
que alguien se va; muere el día en que decidimos dejar de huir de nosotros
mismos. Ese instante en que dejamos de buscar salvación afuera y nos atrevemos
a mirarnos de frente, aunque duela, aunque queme.
La libertad empieza cuando
descubres que el único lugar del que nuca podrás huir… es de ti mismo.
Duende del Sur