PERDER EL NORTE, GANAR EL SUR
¿Por qué soy Duende del Sur? Es
una pregunta que me hacen a menudo, y la respuesta es muy sencilla: soy del sur
porque, hace mucho tiempo, perdí el norte. Curiosamente, es en esta pérdida
donde he encontrado mi mejor versión.
Cádiz, con sus playas que brillan
como oro bajo el sol, está al sur. Málaga, donde las montañas se encuentran con
el Mediterráneo, está al sur de Andalucía. ¿Y Andalucía? Es el corazón cálido
del sur de España, como España es la joya del sur de Europa.
Al final, todo apunta al sur.
Dicen que perder el norte es perder el rumbo, pero para mí, ha sido encontrarlo.
Al perder el norte, gané el sur, un lugar donde el tiempo parece moverse a otro
ritmo, donde el sol acaricia cada rincón y donde el mar te recuerda que hay
algo más allá del horizonte. Aquí, entre los susurros de las olas y el murmullo
de las palmeras, he aprendido que la verdadera brújula no está en la dirección
que tomas, sino en cómo vives cada paso del viaje.
Así que sí, soy del sur porque es
aquí donde he encontrado lo que buscaba, aunque ni siquiera sabía lo que estaba
buscando. A veces, perderse es solo el primer paso para realmente encontrarse.
En esta tierra, donde los días son largos y las noches están llenas de
estrellas, he descubierto que no hay mayor riqueza que la de vivir en armonía
con lo que te rodea. Porque en el sur, cada calle, cada esquina, cada paisaje
tiene una historia que contar, una lección que enseñar.
Porque hay una gran diferencia
entre conocer el camino y andar el camino, y esto lo vais a reconocer. Fíjate
en esta palabra tan curiosa, que se lee igual al derecho que al revés:
“reconocer”. No es casualidad que, en cualquier camino, lo que realmente
importa es saber reconocer el valor de cada paso, cada desvío y cada error que
nos lleva a la verdad que solo el viaje puede revelar; es causalidad.
Mientras otros siguen buscando el
norte, yo estoy aquí, disfrutando del sur, viviendo en el presente, dejando que
la vida me conduzca exactamente a donde debo estar.
Y Recuerda: no todos los caminos
llevan al norte, y a veces, los que llevan al sur son los que más enseñan.
Duende del Sur