ELLA
Querida Desi,
Hoy no es solo un día cualquiera,
es una oportunidad perfecta para detenerme un momento y recordarte lo
importante que eres en mi vida. A lo largo de todos estos años, has sido más
que una amiga para mí; has sido mi hermana, mi compañera de aventuras y mi
apoyo incondicional. No hay palabras suficientes para expresar lo agradecido
que estoy por haberte encontrado en este camino llamado vida.
Eres esa persona que siempre está
ahí, en los buenos y en los malos momentos, sin importar la hora o la
distancia. Has sido mi refugio cuando las cosas no iban bien, mi compañera de
risas cuando todo estaba en su lugar y, sobre todo, has sido ese pilar que ha
sabido mantenerme firme cuando el mundo parecía tambalearse. ¿Cómo no
admirarte? Eres la representación de la fuerza, la lealtad y la bondad en su
forma más pura.
He visto cómo has crecido, y
aunque, técnicamente, eso no ha incluido mucho en términos de altura, si ha
sido impresionante ver cómo te has enfrentado a desafíos con valentía y resiliencia.
Te has convertido en una mujer increíble, una madre que desborda amor y
dedicación. Es un honor para mí poder decir que te conozco, y que no solo te
conozco, sino que he sido testigo de la mujer que eres hoy. Eres un ejemplo de
fortaleza y ternura, de equilibrio entre la pasión por la vida y el amor por
los que te rodean.
No puedo dejar de mencionar esos
momentos que hemos compartido, esos que solo tú y yo conocemos, y otros que si
se pueden contar. Desde esas tardes de café que, sin saber cómo, se
transformaban en noches de copas y conversaciones infinitas, hasta las
escapadas que hemos decidido mantener en secreto porque, francamente, siempre
serán nuestras. ¡Qué decir de los días al sol con una cerveza en la mano, las
inolvidables jornadas de piscina y barbacoa, o nuestros épicos días de playa!
Ni hablar de los enredos Navideños, de Semana Santa, o de cualquier día que se
tercie para liarla. Y, hablando de Semana Santa… ¿recuerdas aquel Jueves Santo
en el que, después de haberme bebido un par de copitas, decidiste que no era
digno de seguir en tu coche? ¡Como si dos copas fueran suficientes para
descontrolarme! Pero claro, tú que me conoces y has cerrado conmigo más bares
que Ortega Cano, sabes que siempre hay margen para una más.
Y ya que estamos en modo
confesión… hay algo que te guardé en secreto durante años. ¿La famosa cinta de
Alejandro Sanz que un día misteriosamente, desapareció de tu coche? Si, esa que
buscaste como loca y que jurabas que se había perdido en algún lugar
insospechado, ahora mismo veo tus ojos clavados en mí. Pues bien, amiga mía,
llegó la hora de dejártelo por escrito: ¡fui yo! Si, fui yo quien, harto de
escuchar “Corazón Partido” por trigésimo quinta vez, decidió que esa cinta merecía
un viaje sin retorno por la ventanilla y he de admitir que no me arrepiento, ¡Que
tortura! ¿Pero qué te puedo decir? Tarde más de diez años en confesártelo
porque, francamente, temía por mi vida. ¡¡¡Pero qué alivio fue para todos!!!
Gracias por ser esa persona que
puedo llamar a cualquier hora, con cualquier excusa, sabiendo que siempre estarás
al otro lado. Gracias por tu risa contagiosa, por tu consejo sincero, por tu
capacidad para hacerme ver las cosas desde otra perspectiva. Pero, sobre todo,
gracias por ser tú, por no cambiar nunca, por ser esa amiga que todos querrían
tener, pero que yo tengo la suerte de tener.
Eres, sin duda alguna, una de las
personas más importante de mi vida, y quiero que lo sepas hoy, mañana y
siempre. No hay muchas personas a las que pueda llamar “hermana” sin llevar mi
misma sangre, pero tú eres la excepción.
Que la vida te siga sonriendo,
porque si alguien lo merece, eres tú. Y aquí estaré, como siempre, a tu lado,
para reír, llorar, celebrar y siempre dispuesto a vivir juntos los momentos más
memorables de nuestras vidas, con la certeza de que siempre habrá nuevas
historias que contar.
Con todo mi amor y cariño.
Siempre tuyo.
Duende del Sur