DUENDE DEL SUR Y EL SUR DEL DUENDE
Muchos me preguntáis porqué este
blog se llama Duende del Sur, mientras su URL apunta a El Sur del Duende. Es
una paradoja sutil, una pequeña magia literaria, una de esas bromas del
lenguaje. Porque después de todo, ¿Quién puede determinar con precisión la
dirección en la que se mueve un duende? Los duendes, como bien sabemos, son
seres errantes, juguetones, con una inclinación innata por los acertijos y los
caminos inciertos. ¿Y si no es que el duende reside en el sur, sino que el sur
encuentra, cada vez que quiere al duende?
El -Duende del Sur- podría sonar
como un título místico, algo salido de los cuentos, algo que evoca la esencia
de este lugar: un espíritu travieso que se mueve al ritmo de los vientos del
sur, entre pinos, naranjos y olivos, guiado por el sol y la brisa cálida. Hay
algo en ese título que suena como el eco de antiguas leyendas, como si el
duende habitara una esencia o un lugar que todos reconocemos, aunque pocos
sabrían nombrar.
Pero luego está -El Sur del
Duende-, y aquí las palabras cobran un matiz más enigmático, algo más sugerente.
Con ese cambio sutil, el nombre se transforma en una pregunta velada: ¿Es acaso
el duende el que se ha convertido en un punto cardinal? ¿O es el sur el que, en
su extensión, ha decidido apropiarse de su propio duende? Nadie lo sabe, y
quizá en eso radique el verdadero encanto. Porque el sur y el duende son como
el viento y la magia: se cruzan, se enredan, pero nunca se dejan atrapar.
Aquí, en este blog, no se trata
solo de ofrecer respuestas o de brindar certezas. Este es un espacio para los
que disfrutan perdiéndose en el juego de las palabras, de enredarse en
reflexiones ambiguas y de encontrarse en el laberinto de las preguntas sin
destino claro. Aquí, el duende es una idea que no tiene una dirección fija ni
una URL clara. Puede que un día esté en el sur y al siguiente se haya mudado al
norte, o quizás se ría en alguna esquina olvidada, allí donde la lógica no se
atreve a entrar.
Para quienes llegan buscando
respuestas, este rincón puede parecer desconcertante. Pero para los que aman
perderse en el juego, en las dudas y en los significados que escapan, este
duende celebra la confusión como su hogar natural. En un mundo que exige
claridad y certeza, él elige la bruma, la insinuación, el doble sentido. Porque
al final, es en lo inasible donde el espíritu se siente más vivo. Aquí, el
sentido no es algo que se encuentra, sino algo que se inventa, que se sueña. Y
mientras tú sigues la huella del sur, el duende continuará danzando, libre,
allí donde menos lo esperas, riéndose suavemente en el rincón de sus propias
contradicciones.
Duende del Sur